Él os guiará a toda la verdad kjv
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Jesús llama al Espíritu Santo “Consolador” o “Auxiliador”. De hecho, Él nos ayuda y nos consuela cuando lo necesitamos. También se nos dice que el Espíritu de Dios guía o conduce a los creyentes a la verdad de Dios. Es importante que entendamos cómo sucede esto. Es necesario hacer una serie de observaciones.
“La destrucción es segura para mis hijos rebeldes”, dice el Señor. “Hacéis planes contrarios a mi voluntad. Tejéis una red de planes que no proceden de mi Espíritu, amontonando así vuestros pecados” (Isaías 30:1 NLT).
La Biblia nos revela que Satanás ha puesto una venda espiritual sobre las mentes de aquellos que no creen. No son capaces de ser guiados por el Espíritu Santo. Pablo escribió lo siguiente a los corintios.
El espíritu santo nos guía versículo
El Espíritu Santo es el tercer miembro de la Divinidad. Es un personaje de espíritu, sin cuerpo de carne y huesos. A menudo se le llama el Espíritu, el Espíritu Santo, el Espíritu de Dios, el Espíritu del Señor o el Consolador.
Él “da testimonio del Padre y del Hijo” (2 Nefi 31:18) y revela y enseña “la verdad de todas las cosas” (Moroni 10:5). Podemos recibir un testimonio seguro del Padre Celestial y de Jesucristo sólo por el poder del Espíritu Santo. Su comunicación a nuestro espíritu conlleva mucha más certeza que cualquier comunicación que podamos recibir a través de nuestros sentidos naturales.
Él es el Consolador (Juan 14:26). Así como la voz tranquilizadora de un padre amoroso puede calmar a un niño que llora, los susurros del Espíritu pueden calmar nuestros temores, acallar las preocupaciones persistentes de nuestra vida y consolarnos cuando estamos afligidos. El Espíritu Santo puede llenarnos “de esperanza y de amor perfecto” y “enseñarnos las cosas apacibles del reino” (Moroni 8:26; Doctrina y Convenios 36:2).
Él es el Espíritu Santo de la Promesa (véase Efesios 1:13; Doctrina y Convenios 132:7, 18-19, 26). En esta capacidad, Él confirma que las ordenanzas del sacerdocio que hemos recibido y los convenios que hemos hecho son aceptables para Dios. Esta aprobación depende de nuestra fidelidad continua.
Maneras en que el espíritu santo nos guía a la verdad
Cuando venga el Espíritu de la verdad, él os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os anunciará las cosas que habrán de venir. (Juan 16:13)
La verdad es más que un hecho. Aunque entendamos cuáles son los hechos en una situación determinada, los hechos pueden interpretarse de muchas maneras diferentes. La verdad es la forma en que Dios ve las cosas. La única manera de tener acceso a la verdad es a través de una relación con Dios. Dios promete darnos el don del Espíritu para que podamos comprender la verdad. El Espíritu transmite la verdad de Dios sin vueltas ni intenciones ocultas. A través del Espíritu, Dios nos guía por el camino de la verdad y no nos oculta nada.
Siempre que te enfrentes a una circunstancia difícil o confusa, tómate un tiempo para elevar el asunto a Dios en oración. Invita al Espíritu Santo a que te revele Su verdad. El Espíritu te proporcionará todo lo que necesites en ese momento. Si te resulta difícil hacerlo solo, reúnete con otros hermanos y hermanas cristianos. Pasa algún tiempo en conversación espiritual sobre el asunto, luego pasa algún tiempo en oración. Lo que te resulta difícil hacer solo, puede ser fácil de hacer en compañía de otros creyentes. Mientras que hay algunos asuntos que Dios desea que tratemos uno a uno con Él, hay otros asuntos que Dios desea que compartamos con otros como el cuerpo de Cristo.
El espíritu santo te guiará a toda la verdad
“Pero cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará a toda la verdad. No hablará por su cuenta; sólo hablará lo que oiga, y os dirá lo que está por venir” (Juan 16:13).
Antes de ascender al cielo, Jesús dijo a Sus discípulos que nos enviaría otro Consejero que enseñaría y guiaría a todos los que creyeran en Él (Hechos 1:5; Juan 14:26; 16:7). La promesa de Jesús se cumplió cincuenta días después de la Pascua, cuando Jesús murió y resucitó, cuando el Espíritu Santo vino con poder sobre los creyentes en Pentecostés (Hechos 2).
El Espíritu Santo tiene muchas funciones. No sólo distribuye dones espirituales según Su voluntad (1 Corintios 12:7-11), sino que también nos ayuda (Juan 14:16), nos enseña (Juan 14:26) y permanece en nosotros como sello de la promesa en nuestros corazones hasta el día de la redención de los que son posesión de Dios, que es el día en que Jesús regrese (Efesios 1:13-14). El Espíritu Santo también asume el papel de Guía y Consejero, guiándonos por el camino que debemos seguir y revelando la verdad de Dios en lo que debemos decir (Lucas 12:12; 1 Corintios 2:6-10).
