La ley del espiritu de vida en cristo jesus pdf
Agar[a] es una mujer bíblica. Según el libro del Génesis, era una esclava egipcia, sierva de Sara (entonces conocida como Sarai),[2] a quien Sara dio como esposa a su propio marido Abram (más tarde rebautizado como Abraham) para que le diera un hijo. Ismael, el hijo primogénito de Abraham a través de Agar, se convirtió en el progenitor de los ismaelitas, generalmente considerados los árabes. Varios comentaristas la han relacionado con los hagritas (hijos de Agar), tal vez reivindicándola como su antepasada homónima[3][4][5][6] En el Corán se alude a Agar, aunque no se la nombra, y el Islam la considera la segunda esposa de Abraham.
Según la Biblia, Agar era la esclava egipcia de Sarai, la esposa de Abram (que más tarde se llamaría Sara y Abraham). Sarai había sido estéril durante mucho tiempo y buscaba una forma de cumplir la promesa de Dios de que Abram sería padre de muchas naciones, sobre todo porque habían envejecido, así que ofreció Agar a Abram para que fuera su concubina[7].
la Biblia se ve que Sarai fue despreciada a los ojos de Agar ya que ella había concebido mientras que Sarai no. Abraham dio a Sarai la libertad de tratar a Agar como quisiera, ya que parece que en ese momento Agar era considerada la criada de Sarai. Al final Sarai trató duramente a Agar y ésta huyó. [8]
Romanos 8
Últimamente oímos hablar mucho de la importancia de las historias en la predicación, la oratoria y otras formas de liderazgo, así que quiero empezar con una historia. Cuando tenía 21 años y estudiaba en una universidad de Oregón, asistí a una conferencia de fin de semana patrocinada por InterVarsity Christian Fellowship. La conferencia se llamaba La Biblia y la Vida, y el objetivo era ayudar a los estudiantes a aprender a estudiar la Biblia en profundidad y aplicarla a sus vidas. Pasamos todo el fin de semana estudiando los seis versículos del Salmo 1. Hasta ese momento, no tenía ni idea de que una persona pudiera dedicar tanto tiempo a seis versículos cortos.
En ese momento, yo llevaba sólo dos años como cristiano comprometido. El salmo me dio el lenguaje de lo que yo quería ser: ese árbol verde y fructífero. Quería aprender a echar raíces profundas en el agua viva que viene de Dios. El salmo se convirtió en la luz que guiaba mi vida cuando terminé la universidad y entré a formar parte del personal de InterVarsity Christian Fellowship, trabajando con estudiantes de la Universidad de Washington en Seattle.
Romanos 8:2
Romanos 8:1-3 “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, porque por medio de Cristo Jesús la ley del Espíritu de vida me libró de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que la ley era incapaz de hacer por cuanto estaba debilitada por la naturaleza pecaminosa, Dios lo hizo enviando a su propio Hijo en semejanza de hombre pecador para que fuera ofrenda por el pecado.”
¿Hay mejor noticia para los hombres y mujeres que sienten su vergüenza y su fracaso que las palabras de nuestro texto? El Dios vivo, nuestro Creador, no los condena. Sí, me condeno por mi locura. Otros, incluso los que me aman, me condenan por lo que he hecho, pero el único que importa eternamente no me está condenando. Este es el mensaje del Evangelio, la buena nueva. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”. Hemos mirado hacia atrás y hemos visto que el “por lo tanto” con el que comienza nuestro capítulo nos remite a nuestra unión con Cristo y a su gran logro de librarnos de la culpa y del poder del pecado, pero ahora Pablo sigue adelante. No hay condenación para los que están en Cristo Jesús porque… y ahora da otra razón específica para nuestra justificación: “porque por Cristo Jesús la ley del Espíritu de vida me libró de la ley del pecado y de la muerte” (v. 2). Has conocido la verdadera emancipación porque por Jesús y su Espíritu has sido liberado. Descubramos cómo. . .
Qué es la ley del espíritu
Tras su encuentro con Dios en el monte Sinaí, el Antiguo Testamento nos dice que Moisés recibió instrucciones sobre la creación de una Tienda Sagrada para albergar el Arca de la Alianza que contenía los Diez Mandamientos (véase Éxodo 36:8-38). Antes de entrar en esta Tienda Sagrada para reunirse con Yahveh, los sacerdotes debían purificarse a fondo lavándose con agua.
Por ello, Bezalel (el hábil metalúrgico designado por Moisés) (véase Éxodo 35:30-33) “hizo la fuente de bronce para lavarse, y la construyó sobre un pedestal de bronce” (Éxodo 38:8). Moisés colocó esta “fuente” (o lavabo) de bronce “entre la Tienda del Encuentro y el altar de los holocaustos, y puso en ella agua para lavar”. (Éxodo 40:30)
Esta limpieza ritual se llevaba a cabo cada vez que los sacerdotes se acercaban a la Tienda del Encuentro: “Moisés, Aarón y los hijos de Aarón usaban esta agua para lavarse las manos y los pies. Se lavaban cada vez que entraban en la Tienda del Encuentro y cada vez que se acercaban al altar de los holocaustos, tal como Yahveh había ordenado a Moisés.” (Éxodo 40:31-32)
